Escribo para recordar, para no olvidar el único amor que supo verme de verdad. Escribir este libro no fue una elección. Fue una necesidad, una urgencia, casi una fiebre que no me daba tregua. Cada palabra nace de una herida y de un deseo profundo de sanación. Entre esas heridas, la más viva es la que dejó un amor breve, pero inmenso. Me pregunté: ¿el amor puede durar para siempre?

¿Puede sobrevivir a la distancia, a la ausencia, incluso a la muerte?

Este libro es mi respuesta.

Lo escribí para quienes han amado, aunque solo haya sido por un instante.

Para quienes han perdido, y para quienes saben que el amor verdadero no desaparece: cambia de forma, se transforma en recuerdo, en silencio que acompaña. A ti, mi amor, dedico cada uno de mis suspiros. Siempre te recordaré así: bajo la luz de la luna, mientras tocas la guitarra. Tú y yo, mano a mano, sin soltarnos jamás. Ni siquiera ahora.

Camille ha perdido al hombre que amaba, Jean. Para reencontrarse, se refugia en la casa junto al mar de su infancia, donde el tiempo parece suspendido y los recuerdos se vuelven presencia. Allí, una llamada inesperada la conduce a Marco, amigo de Jean, quien le entrega una caja misteriosa. Dentro, un diario y una carta sin abrir, capaces de revelar verdades ocultas y hacerle revivir el amor que creía perdido.

La historia se desarrolla entre pasado y presente, entrelazando la vida de Camille con los secretos guardados por Jean, en un diálogo silencioso entre lo que fue y lo que aún puede ser. Cada página es un viaje entre el dolor y la renacer, donde el corazón de la protagonista late en dos épocas distintas, pero unidas por el mismo amor.

Palabras que el silencio guardó   es una novela conmovedora y profunda, para quienes aman las historias que hablan al corazón con palabras susurradas, secretos revelados y la fuerza invisible de los lazos eternos.